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Gae Tornello, 22 años. Nació en La Viña- Salta. Es estudiante de Letras en la Universidad Nacional de Salta. Un gestor cultural que lee, escribe e interpreta. Organizador del ciclo de poesía “kuni” y autor de Pequeñas Islas Flotantes (Inflorescencia editorial, 2022).

En “El borde de la montaña” (inédito):

 

1.

Salta capital, 3 de agosto de 2023

Saliendo de terapia

 

Hoy estaba caminando por la Sarmiento y pensaba en caballos blancos pisando fuerte sobre la avenida. Una ruptura. Algo fuera. Con la vista nublada, el paso lento, la mirada lejos. Voy a casa. ¿Cuántos músculos tiene la fragilidad? ¿Cuántas fragilidades tiene la lengua? ¿Y cuántas lenguas los relámpagos? Si digo quiebre, ¿ocurre algo? Si digo en la orilla voy a estar, ¿nacen montañas, ríos, yuyales? ¿Una mirada desde la orilla? ¿Piel filtrando el sol? ¿Cómo tejo la memoria del cuerpo?

 

 

2.

Salta capital, 10 de agosto de 2023

En el monoambiente

Mi papá está olvidando algunas palabras. Le doy libros de poesía. Ya leyó todos. Pero hay un vacío en su memoria que germina de a poco, paso por paso está barriendo el terreno. Alrededor, lo miramos olvidar. Ayudamos a relentizar el tiempo. Estamos ahí. Él ríe. Él entiende que perder la memoria es inevitable. Hace tres meses nació su primera nieta. Y él volvió a reír con ella. Por dentro esperaba que este hecho iluminara el baldío. 

 

3.

Salta capital, 8 de agosto de 2023

Leyendo a Idea Vilariño y Teuco Castilla

Todo se desvanece. Los intentos de los pájaros por salir del lago. La capacidad de hacer algo por el otro. Las lecturas en voz alta. La extracción de palabras como ida, idea, intersección. Y yo sólo quiero sentir que estás ahí y todo se desvanece. Del otro lado de este espejo de agua en el que me sumerjo. Nunca nado. No sé bailar rodeado de reflejos. Y del medio de mi cabeza un brote se desprende. Se extiende ocupando el espacio que dejó el sol*. Y de repente todo es silencio y altura. En esta llanura también crecen árboles. Ellos son las montañas que hacen falta, la frondosidad del barro con el que se bañan los bichos. Y más allá de la espera. Hay algo. El propio cuerpo tendido. Las manos aferrándose a lo pequeño. Para no desaparecer. Para no traspasar el barro. Para no salir, aunque sea durante esta tarde, de nuestro encuentro. Y mientras la transformación llega, miro hacia arriba. No es suficiente ser esto. No es suficiente. Y mientras espero ser lluvia, rayo y remolino, una estrella fugaz parte el cielo. 

En otra parte del mundo los tigres rompen el campo persiguiendo a su presa. Las cebras festejan la comunión del rayo en sus pelajes. Los colibríes llegan. Y en esta parte del mundo una mosca rodea un fantasma. Una persona describe su visión. Toda misión fracasa. Pero la naturaleza sabe sobre esto. Y aun así, las cortezas saben sobre su destino. Las ramas sostienen capullos. Los hongos se esparcen.

*este verso pertenece a la poeta Ale Navarro.

 

 

En  Visión Nocturna (inflorescencia editorial, 2023):

4.

el cuerpo cae

así 

tenue

                 c

                       a 

                              e  

        como hoja de mora 

                               sobre el suelo

 

 

 

5.

en marcha frente a la madreselva

y las flores silvestres

ligerísimo, inspiro fuerte y disparo a la luna

dejo una estela de luz blanca en la oscuridad

formando un arco en medio de la noche 

un grito desgarrado y

fuego danzando

 

por el sendero

acelero hacia una noche cada vez más oscura

que ahora está habitada