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En un fallo unánime, el jurado conformado por Natalia Litvinova, Pablo Romero y Luciana Reif decidió otorgar el Primer Premio Aguacero de Poesía Joven al libro “Tierras raras” de la poeta, antropóloga y docente Agustina Villarejo. Compartimos una selección de tres poemas pertenecientes al libro ganador de la convocatoria.

 

 

GÉNESIS

Lo primero fue un huevo y no la gallina.
Un gameto:
una célula, citoplasma y alguna que otra organela
sin centro.

Lo primero fue un borde y no un huevo, un límite que define el espacio sencillo
una bolsa que sostiene una carga mínima de información. La suficiente como para hacer
mover.

Lo primero fue la curiosidad.

Una cosa que llevó a la otra, una distancia casi imperceptible pero real el espacio que queda
entre dos puntos, se mueve.

No hay evidencias de que se haya creado aún la regla más diminuta del mundo. la regla que lo
pueda medir todo.

Procariotas de tenues deslizamientos hicieron lugar a todo lo demás y la primera y la única
enseñanza fue el idioma del caos, un idioma hablado en frecuencia submarina

Lo primero fue el agua

El movimiento era nadar y la respiración no era tal era intercambio de moléculas bajo del agua
y con el caos, los colores. Había ocres y violetas, fiesta de reflejos de la luz de tantos modos.
Luz que alimentaba criaturas. Se reproducían y cada regalo era también una despedida. La luz
como un espectro. Y de la luz nació la flor.

Lo primero fue el ojo

un agujero con intención
una flecha,
un vector diseñado por la ingeniería de mirar para arriba hacia el sol o la luna.

Después nadaron, reptaron, corrieron, huyeron y se juntaron. Y en un rincón húmedo del
bosque nació el virus.

Los virus pueden variar en su forma pero siempre tienen hambre. Son capaces de comerse
entre ellos. Algunos son poliedros casi perfectos. El VIH, por ejemplo, es un icosaedro.

Están también los dinosaurios, en torno a ellos existen numerosas y oscuras teorías,
fabulaciones que no vienen a lugar. Los dinosaurios son osamentas,
huesos que abonan la tierra, son reliquias, supervivencias, archivo de la memoria.

Los picos llamaron a las plumas que saludaron las escamas y pronunciaron a las alas las garras
invocaron a los pelos que abrieron los hocicos. Los labios invitaron a los dedos que idealizaron
todo.

Lo primero fue convivir.

Relaciones confusas entre competir y cooperar, un entrevero. Los parásitos fueron puestos en
penitencia y se resolvió distinguir claramente la zona sucia de la zona limpia.

Se trabajó la madera en busca del mejor cajón. Se inventó la mentira como anzuelo, para
ocupar ese resto que deja la palabra. Y alguien prendió una chispa al mismo tiempo que otro
en un lugar lejano. Alguien quiso más flechas, más vectores, para mirar adentro, para mirar
afuera.

Alguien intentó copiar a la naturaleza, alguien se durmió llorando la muerte de un animal,
alguien se levantó temprano y pegó papeles con poesía en la calle. Alguien marchó a la plaza y
vio cómo volaban mariposas.
Otro inventó la culpa
y perdonó la herida porque se sentía bien finalmente sentir la caricia justo ahí.

 

 

*

 

 

Enciclopedia

Cráter: pozo del pasado; umbral semiabierto nunca cerrado.
Creciente: que tiene el don de barrer y devolver lo alguna vez descartado.
Creatividad: el remanso justo; la hora de la siesta; la pesadilla puesta a drenarse boca abajo.
Criatura: que se puede romper; saliente diminuta; capacidad monstrual.
Crisálida: soporte del borde; brote de cierto peso; bisagra envuelta para regalo.
Crisis: sustancia adictiva; espécimen propenso al desmán; embrague del alma.
Crítico: el paciente; el evento; el punto; el que va y opina.
Cromático: dícese de la luz que vaga de modos alucinatorios; aquello a ser libado.
Crudo: jugo de tomate frío; lo que se puede ablandar.
Cruel: dícese del que practica la odontología; masitas con amigas.

 

 

*

 

 

Repaso de algunas definiciones provisorias:

La luz es una línea que jamás será recta y baña todas las cosas excepto la
deformidad del fondo del mar.

El reflejo es lo que está aún despertándose. Un zaguán que separa al menos
dos órdenes manifiestos. Ese espacio que se arma al despedirnos.

Todo indica que siempre insistimos en medir el tiempo. Con relojes de arena,
con relojes de sol.

Lo perturbador existe. Puede encontrarse a plena luz del día en la geometría
infinita. Figuras que deambulan por un salón lleno de espejos.

El círculo es una forma amable. Aparentemente gentil, supuestamente sin filo.
Sin contar algunas conversaciones al borde del precipicio de una copa de
cristal.

Una jaula también puede ser un objeto hermoso. Sólo necesita que:
-sea gigante y de hierro forjado hace más de cien años.
-un árbol le crezca dentro.
-un cóndor en un nido de piedra tallada no viva ahí para siempre.

 

Agustina Villarejo nació en Buenos Aires en 1988. Es antropóloga y docente. Investiga temas de salud y enfermedad. Escribe relatos cortos, poesía y papers. Actualmente realiza una etnografía en un hospital. Tierras raras es su primer libro.