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Compartimos una selección de cinco poemas de «Fiera», el útimo libro de la poeta española María Sotomayor (Madrid, 1982) Poesía que reza y desgarra, especial para Revista Aguacero.

 

Afuera de las casas

las paredes desvencijadas

son como la lluvia sobre las manchas.

No des tu ternura

no mires fijamente.

Afuera de las casas

veo un burro enorme veo un olor dándole de comer

a un burro enorme,

quizá al esqueleto de un burro enorme.

Ahora que no, que aquí no, que allí tampoco,

repaso los afueras de las casas y,

escribo con el dedo en saliva un cartel enorme:

puedes quedarte aquí

con tu cuerpo en cueros esperando otro cuerpo,

para alguien esta pared fue un verano florido.

 

*

 

Estaba sólido el sol,

se estampaba por la pared

y dejaba un olor a boca pastosa por la mañana.

Quizá la sombra era más exagerada por ser las

primeras del invierno.

El sol retorcía todo de un dorado

casi insoportable de perfecto,

se podía jugar, nuestra piel era más bella,

las hojas del ginkgo cubrían nuestros pezones

y abríamos un poco el grifo para creer estar en un

jardín.

A veces bastaba la contención de apretar las piernas.

La boca se agrieta de enmudecerla

pedir que te quiten los pellejos con las manos

me pareció el acto más tibio de esa tarde.

 

*

 

El cuerpo de mi padre es el cuerpo de mi padre.

El pene de mi padre es esa cosa escondida entre los

testículos cuando lo baño.

El cuerpo del padre se ha vuelto anciano, roca,

amalgama de una toalla de bidé tirada en el suelo.

Esto es plena tiniebla, voces desdobladas

me pregunto si el agua se lleva algo más que sudor y

comida entre las uñas,

me pregunto si el agua es la nueva forma de molestarte

los días ausentes.

Hace semanas abrías los ojos, ahora es todo silencio.

 

 

*

 

Ahora significa ahora, no ayer.

Ahora es una baldosa rota por el agua que te hace

resbalar.

Las palabras se resbalan siempre, ahora hay palabras

que se resbalan,

algunas caen y se rompen contra el suelo,

entonces pienso que han perdido su significado:

una palabra rota no puede ser igual a una sin romper,

a una entera.

Igual pasa con ahora, ahora significa algo a la inversa,

todo lo que se resbala y rompe se reconstruye y se

empieza.

Ahora se reconstruye y se empieza.

Se empieza por un paisaje mojado, roto, hermoso,

nostálgico en su lugar,

imposible.

 

*

 

Era temprano para esta violencia tan deformada

hundo mis manos en el arroz hervido

hago pequeñas bolas de arroz hervido para mi

padre

mi padre sin dientes, mi padre con boca lactante.

Era temprano para cambiar pañales,

en penumbra está el hecho de los hijos que debería

estar pariendo

de los hijos a los que debería estar lavando,

de los hijos que con horror no nacen de mi boca, ni

de la boca de mi padre.

Mi padre:

un buitre comiéndose mi corazón.

 

María sotomayor
madrid, 1982

Poeta, fue coeditora de Harpo Libros y fundadora de la librería La Semillera en Madrid. María ha publicado los poemarios Estoy gritando, me conocí de esta manera (Canalla, 2013); La paciencia de los árboles (Letour1987, 2015). En octubre de 2016 ganó el IX Premio de Poesía Joven Pablo García Baena con el libro Nieve antigua, (La Bella Varsovia, mayo 2017), versión ampliada de La paciencia de los árboles (La Bella Varsovia, mayo 2018). Ha participado en festivales de poesía como Cosmopoética, Marpoética, Irreconciliables, Eñe, Inclasificables, Vocifério, Fácyl, en los encuentros de la Fundación José Hierro. Sus poemas han sido traducidos y forman parte de numerosas antologías.