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Katherine Mansfield (Nueva Zelanda 1888 – Francia 1923). Narradora y poeta neozelandesa, símbolo del modernismo anglosajón.  Con dieciocho años se radica en Londres donde cursa estudios en el Quenn´s College, donde empezó a frecuentar a los intelectuales del Círculo de Bloomsbury. Entre sus escritos destacan Pensión de familia alemana (1911); Felicidad (1920) y Fiesta en el jardín (1922), considerada su mejor obra. El nido de una paloma (1923) y Algo infantil (1924), fueron póstumamente publicados, al igual que sus poemas, sus diarios y sus cartas. Por años, su debilitada salud la obligó a dejar Londres y trasladarse a las rivieras italiana y francesa. Katherine Mansfield falleció de tuberculosis a los treinta y cinco años en Fontainebleau, Francia, el 9 de enero de 1923. Aguacero Ediciones publicó “Moriré si se detiene”, un recorrido por toda su vida poética con traducción y selección de Pablo Romero.

Poemas de Katherine Mansfield, traducción de Pablo Romero. Aguacero Ediciones

de “Moriré si se detiene”, traducción de Pablo Romero

 

 

DORMÍAMOS JUNTOS

Dormíamos juntos… qué cansado estabas…
qué tibio era nuestro cuarto cuando las luces del fuego
se esparcían por las paredes, el techo y nuestra cama.
Hablábamos susurrando, como hablan los niños,
«mi amor, no tengo nada sueño» decía uno de nosotros
y dormía yo y después vos; dormíamos
un instante para luego despertar.
¿Fue hace mil años acaso?
Despertaba en tus brazos —mientras dormías profundamente—
y parecía escuchar afuera el golpeteo de las ovejas.
Entonces, con cuidado me deslizaba por el suelo,
me arrastraba hasta la ventana y veía pasar
las ovejas en la nieve.
Una manada de pensamientos pastoreados por el miedo
temblando desolada; y en el frío
la manada entró a mi corazón para llenarlo.
Digo mil años ¿no fue ayer acaso
que nosotros, hijos de la lejanía,
yacíamos aferrados en lo oscuro y
dormíamos juntos? qué cansado estabas…

 

 

*

 

 

SOLEDAD

Ahora es la soledad quien viene de noche
en lugar del sueño a sentarse en mi cama.
Como una niña cansada espero sus pasos
y la observo soplar suavemente la luz de la vela.
Se sienta sin moverse, ni a la izquierda ni a la derecha
gira, y rendida, rendida deja caer su cabeza.
Ella también es vieja, ella también ha peleado grandes peleas
y por haberlas ganado está adornada con laureles.

A través de la triste sombra la marea que baja lenta
ahonda una costa estéril, insatisfecha.
Sopla un viento extraño…después silencio. Estoy lista
para aceptar la soledad, agarrarla de la mano,
aferrarme a ella, esperando que la tierra estéril
se inunde con el terrible monótono de la lluvia.

 

 

*

 

 

A TRAVÉS DEL CIELO ROJO

A través del cielo rojo dos pájaros vuelan
con las alas caídas.
Su vuelo siniestro es silencioso y solitario.
Con estandartes amarillos el sol todo el día
peleó y peleó contra la tierra, y cuando ella se rindió
el sol apuñaló su corazón, recogió su sangre en un cáliz,
para luego derramarla sobre el cielo de la tarde.
Cuando los pájaros de plumaje oscuro se van volando
la tierra yace quieta, envuelta en su triste sombra.
Sus ojos ciegos aún apuntan al cielo
buscando pájaros sin pausa.

 

 

*

 

 

EL MAR

El mar me llamaba, yo me recosté sobre las rocas.
El mar se burló de mí y mostró sus dientes,
estiró sus largos brazos verdes.
«¡Vete!» me gritó.
«Antes dime qué tengo que hacer» le rogué.
«Si te abandono no callarás,
pero llora mi nombre en todas las ciudades
y deséame con nostalgia en las llanuras y en los bosques»
He dejado todo por venir a verte.
«Yo jamás he pronunciado tu nombre» gruñó el mar.
«No hay de mí en tu cuerpo
más que las lágrimas de sal que temes derramar,
¿qué puedes saber del amor recostada en esa almohada de piedra?
acércate a mí».

 

*

 

 

EL ABISMO

Un abismo de silencio nos separa.
Yo me paro en un extremo y vos en el otro.
No puedo verte ni oírte, pero sé que estás ahí.
A menudo te llamo por el apodo de tu infancia
y pretendo que tu voz es el eco de mi llanto.
¿Cómo podemos salvar esta distancia?
nunca lo hacemos si nos hablamos o tocamos.
Alguna vez pensé que podríamos llenarlo de lágrimas.
Ahora solo quiero destrozarlo con la risa.