Bizarría, de Claudia Masin regresa con la fuerza intacta

En los poemas que integran el libro el humor no está separado del dolor, ni la ternura del espanto. Hay algo en su voz que no busca explicar, sino habitar: la infancia, el deseo, la memoria, la violencia y sus marcas. Sus textos no pretenden iluminar lo oscuro, sino decirlo sin rodeos.

 

Un primer libro oculto

Bizarría fue escrito en 1997, en un contexto político marcado por la crisis, el desencanto y la violencia. Editorial Nusud lo publicó entonces en una edición de apenas cien ejemplares, que circularon entre personas cercanas. La decisión de no reeditarlo durante casi treinta años no fue un gesto estético, sino profundamente político: Bizarría es un libro intenso sobre la crueldad, el poder, la infancia y el deseo, que incomodaba —y todavía incomoda— por lo que dice y por cómo lo dice. Su reedición actual es un acto de restitución.

Compartimos una selección que permite asomarse a esa mirada, serena y feroz, que ha hecho de Masin una de las poetas más intensas y necesarias de la literatura argentina contemporánea.

 

 

El nido

La sonrisa radiactiva del padre
esparciendo su haz de luz mortífera,
parece decir: estoy aquí
para trazar la línea,
arbitrario y generoso como Zeus.

De este lado, las crías
sanas y hermosas, mis hijas.
Del otro, los cadáveres
de las otras, sus plumas
revoloteando en el aire
creado por mi aliento.
Otorgo el alimento y el veneno
en partes iguales.
Ordeno la fila, corto los vértices
que sobresalen, satisfecho
por la magnitud de la desgracia que puedo
hacer brotar de las piedras
como agua.

 

 

Fairy tale

Una madre acariciaba
lentamente a su hijita.
—Se aprende el de
Desolladora como se aprendería
cualquier oficio: se comienza
por la propia piel y entonces,
sólo después,
el mundo tiene acceso
a nuestro arte— dijo
y la hija se preguntó si ella
accedería al segundo momento
o se quedaría toda la vida
ejercitando el primero,
como la madre misma, como todas
las mujeres que conocía.

 

 

 

dios salve a la reina

Largo tiempo dormida
la bella, el hueco
rosado del disparo
en la frente. Por ahí
transitan los turistas
de la muerte
apuntando los flashes,
mirándolo todo.

Ya es noche cerrada
cuando la dejan sola
al fin en sus dominios.

Tantas veces
encendió estas hornallas
con la mano derecha. Cocina
del vacío, del ardor sin objeto.

Mañana
le será traída una fuente
de delicias, pero ella
furiosa y quieta a la vez,
reina depuesta
en la primera noche del invierno
escuchará la letanía:
drogoncita nena nena
muerta perra maldita
maldita