Estamos muy felices de compartir con ustedes nuestra primera novedad del 2022: Diván del Tamarit, obra póstuma de Federico García Lorca.
«Diván del Tamarit» fue publicado póstumamente tras el asesinato de García Lorca. Luego de la escritura de Poeta en Nueva York, Lorca regresó con el Diván al ámbito andaluz desde una perspectiva lírica. Contemplados desde una sufriente mirada homoerótica que responde a lo que sería la definitiva aceptación del «amor oscuro», los poemas de este libro están divididos en dos secciones donde el amor y la muerte constituyen los grandes núcleos temáticos de esta obra.
Federico García Lorca fue un poeta, dramaturgo y prosista español. Adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Entre sus obras destacan Romancero gitano (1928), Poeta en Nueva York (1930), Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), La casa de Bernarda Alba (1936), Sonetos del amor oscuro (1936) y Diván del Tamarit (1940). Fue asesinado por el bando sublevado un mes después del golpe de Estado que provocó el inicio de la guerra civil española. Aún reclamamos su cuerpo.
Compartimos con ustedes una selección de poemas de este hermoso libro que espera encontrarse muy pronto con sus lectores.
GACELA PRIMERA. DEL AMOR IMPREVISTO
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
GACELA VIII. DE LA MUERTE OSCURA
Quiero dormir el sueño de las manzanas,
alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.
No quiero que me repitan que los muertos no pierden la
sangre;
que la boca podrida sigue pidiendo agua.
No quiero enterarme de los martirios que da la hierba,
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.
Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que hay un establo de oro en mis labios;
que soy el pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.
Cúbreme por la aurora con un velo,
porque me arrojará puñados de hormigas,
y moja con agua dura mis zapatos
para que resbale la pinza de su alacrán.
Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.
GACELA X. DE LA HUIDA
Me he perdido muchas veces por el mar
con el oído lleno de flores recién cortadas,
con la lengua llena de amor y de agonía.
Muchas veces me he perdido por el mar,
como me pierdo en el corazón de algunos niños.
No hay nadie que, al dar un beso,
no sienta la sonrisa de la gente sin rostro,
ni hay nadie que, al tocar un recién nacido,
olvide las inmóviles calaveras de caballo.
Porque las rosas buscan en la frente
un duro paisaje de hueso
y las manos del hombre no tienen más sentido
que imitar a las raíces bajo tierra.
Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma.
CASIDA II. DEL LLANTO
He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto,
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento,
y no se oye otra cosa que el llanto.