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Compartimos una selección de poemas de Barcos que regresan al bosque, de Valentín Cantón, es una de las revelaciones más interesantes de la nueva poesía argentina. Publicado por Aguacero Ediciones, propone una escritura íntima, intensa y llena de imágenes que exploran el deseo, la memoria y el lenguaje.

Valentín Cantón nació en 2005 en Tucumán y forma parte de la generación más joven de poetas argentinos. Su escritura es fresca y arriesgada, con una voz que dialoga con la filosofía, el psicoanálisis y la poesía contemporánea. En Barcos que regresan al bosque, juega con la idea del regreso: a la infancia, al cuerpo, a la lengua como espacio erótico y vivo.

Valentín Cantón (Tucumán, 2005). Poeta y estudiante de Piscología de la Universidad Nacional de Tucumán. Barcos que regresan al bosque es su primer libro.

Sobre el libro Barcos que regresan al bosque

El libro reúne poemas que parecen señales enviadas desde un faro. No hay desesperación, sino un llamado: volver al origen y al mismo tiempo imaginar un futuro. Como dice Sofía de la Vega en la contratapa:

“Está claro que la juventud y la paciencia son prácticamente un oxímoron, pero en la poesía de Valentín Cantón lo esencial es ser faro. Los versos funcionan como un llamado al regreso, que puede ser el útero de la madre, pero también son un recuerdo del porvenir, como al sexo en movimiento o a lalengua viva.”

 

5 poemas de Valentín Cantón para leer hoy

 

Hacer el viaje

Hacer el viaje
no es regresar
por paisajes diferentes
no es despedirnos
a través de la ventana
hacer el viaje
hacer el viaje
no es retornar y sentir
que el jardín muere
hacer el viaje
no es temerle
a la muerte
no es trasplantar
a causa
de la sequedad
hacer el viaje
no es pensar
en un patio incierto
no es regresar
tatuado
con la no-decisión
hacer el viaje
no es tener
sueños distintos,
no consiste
solo en regresar
y darme cuenta
del bosque mutilado
hacer el viaje
no es romantizar
lo que nos diferencia.

 

La fuga

LA FUGA tiene un deseo
lo llevo en mi mano
y no soy cuidadoso.

Yo quisiera reflejarme
en las piedras,
pero solo me identifico
con las olas
que se pierden
al tocar fondo
es decir,
soy todo lo que huye.

Fuga al pasado:
mismos poemas
en distintas preguntas.

El futuro: mismas preguntas
en distintos poemas.

El suelo anhela,
yo intento hacer pie en él
con la intención
de ser ola y piedra
al mismo tiempo
es decir,

la imposibilidad
es para mi
lo que es la fuga
para el deseo.

 

 

Ciénaga I

MIS PALABRAS se posan en una ciénaga. Siempre espero. Nadie llega a salvarme. Nadie llega. Yo espero. Luego viajo nado luego espero huida luego llego luego. Espero. Yo espero. Nadie llega. Nadie nunca. Yo elijo recordar porque espero. Y nadie llega a salvarme la memoria. Nadie llega para arrancarme el lóbulo. Nadie llega. Yo espero. Sin embargo. Recuerdo. Pero nadie nunca nadie llega. La memoria es una elección. Cada tanto, el laberinto espiralado abre una nueva salida. Luego intento rescatar mis palabras, pero el suelo es una mentira. La base en la que creo estar cómodo es ficcional. La memoria. Yo espero. Cada quien elige. Sin embargo, yo recuerdo. Una ficción dada por el espiral. Me ilusiona la salida llego espero salir espero que alguien llegue a salvarme. Que alguien me salve. Yo elijo. Porque espero. Sin embargo, es tanto. Lo que recuerdo. Nadie llega. Nunca nadie llega.

 

 

Todavía camino

Todavía camino por el bosque
preso en las palabras.

Avanzo para cruzar
la muerte de la infancia.

Fracaso que emociona,
la escritura:

un bosque
más sincero
que el orgullo.

Allí dentro todo
es una lumbre
provocada por
el intento fracasado
de levantar una bastilla
en la infancia.

El trauma
está encendido.

Primero lo nombro,
luego en ascuas,
perdura
en la zozobra.

El trauma
no está hecho
para fugarse.
Fuego cruzado,
un bramido

me impide avanzar
en la sombra
enemiga.

Palabras apuntan,
un museo imaginario,
y el bosque es el paisaje
donde se relatan
los golpes ardiendo.

El fuego calcina,
y mis ojos se tuercen.

Miro el interior
toda oscuridad.

Toda oscuridad
es producida.

No para de crecer,
cuando el fracaso deflagra
y me consume en ascuas.

 

Farmacopornografía

Mundo pornocrático,
nadie elige
haber nacido,
nadie elige.

Cada vez más ciborg
dildo
lubricante
viagra
silicona
píldora.

fármaco-porno-grafía.

Cada vez más
el cuerpo demanda.

También las farmacias
demandan al cuerpo.

Libre del amor pasional,
libre
libre
libertad
ruge mi historial.
Usan mi potentia guadendi,
hasta la fuerza orgásmica me quitan,
no me quedan más eyaculaciones,
potencia de vida,

tecno-sexualidad.

Tanta cinematografía,
tanta
tanto fóllame.
Teoría King Kong.

Lo sé,
mi libido es compleja.
nunca encaja
nunca
encaja el dildo.

Artificio académico,
producción ficcional.
Cuerpo público educado,
hasta el orgasmo,
solo hasta
acabar.

Mi excitación
merece la huella capitalista.
Mi excitación
mi excitación no es mía.
Trampa política en mi propio cuerpo
mujer moderno,
lógica heterosexista.

Prótesis política viva,
programación de género
performativo
todo lo que me suda.

Cuerpo cuerpo
cuerpo

refugio metonímico,
tantas maneras por el sexo
y ninguna complace.

El sexo
muere
sexo
cuando nace
un código audiovisual.

Sexopolítico,

todo lo que antecede
es criado
en el panóptico
de la adolescencia.
Todo lo que antecede
tiene su medicamento.

Y qué me dicen de la hermana
hormona sintética,
hembra sumisa
humor depresivo (pero estable)
que Espera
de un cis-hombre más fuerte que ella.

Y qué me dicen de ser una tecno-barbie,
de un hombre que nunca termina
de un hombre macho y estéril
de un hombre que nunca se cansa
de un hombre que nunca
nunca
se cansa.
Nunca
se cansa
nunca.

 

Barcos que regresan al bosque de Valentín Cantón (Tucumán, 2005) publicado en el año 2025 por Aguacero Ediciones.

¿Querés leer más? Conseguí Barcos que regresan al bosque en Aguacero Ediciones y descubrí la poesía que todos van a leer mañana.

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